martes, 21 de febrero de 2023

 
Para los que somos medio poppies, medio folkies, medio rockers y no sé cuántas medio cosas más, es una bendición encontrarse con músicos que parten de la canción de autor y luego van añadiendo al menos esos tres ingredientes que acabo de citar. Claro que también algunos cuya raíz es el folk tradicional, como Fairport Convention o Steeleye Span, nos han regalado de vez en cuando joyitas en las que se mezclaba todo, e incluso otros en los que prima una querencia jazzy como Joni Mitchell lo han hecho también. Luego llegaron figuras como Suzanne Vega, nunca suficientemente valorada, que ha sabido añadir la electrónica e incluso algunos ritmos sincopados, y la historia sigue. No serán muchos ni muy populares, pero eso a nosotros nos da igual. 

En 2014 debutó la australiana Julia Jacklin con una primera canción que subió a Bandcamp: por entonces se mantenía con trabajos de subsistencia mientras mejoraba su voz y seguía componiendo. Comenzó a hacerse medianamente conocida dos años después, con dos singles que al menos en su país le dieron la “visibilidad” necesaria para lanzar ese mismo año su primer disco grande; ese disco llegó a ser publicado en la otra Isla, y alguna prensa se fijó en ella. A partir de ahí, poco a poco, ha ido creciendo y sus giras ya la han llevado por medio mundo. A finales del verano pasado publicó el tercero, titulado “Pre pleasure”, donde se incluyen delicias como la de arriba. Como es lógico en ese mundillo, muchas canciones son introspectivas, intimistas, muy “laid back”, que dicen los sajones (aunque sus letras a veces no lo son en absoluto). Pero siempre hay tiempo para dar rienda suelta a “la otra” Julia”, que a veces nos sorprende con su matizada energía y sus líneas melódicas con la potencia emocional del folk de siempre: en esa canción de arriba se nota, y mucho. 

Aquí abajo tienen otros dos deliciosos ejemplos de su repertorio. Yo de ustedes seguiría buscando...
 

martes, 7 de febrero de 2023

 

Otra esperanza para el futuro: Gretel Hänlyn, que con solo veinte años y uno de carrera profesional tiene encantada a gran parte de la prensa indie y no tan indie. Es una británica que de niña comenzó escuchando grupillos de chicos guaperas, pero que luego se redimió gracias a la colección de discos de su papá: saltar de Take That a Pink Floyd o, más específicamente, Nick Drake, tiene que ser toda una experiencia. En estos momentos tiene un total de diez canciones distribuidas en algunos singles y un ep. Quizá debería publicar un disco grande para reunirlas y que ninguna se "perdiese" por el camino; pero en fin, ella sabrá. 

Aunque también es verdad que está evolucionando muy rápido, y algunas de sus primeras canciones ya se distancian de las que está haciendo ahora. Destaca su voz, densa, con muchas texturas, debida en parte a una enfermedad que tuvo hace unos años. Pero por supuesto destaca también su esencia estilística, que paso a paso se va robusteciendo: cada canción que publica me gusta más que la anterior. Hace un mes y pico ya se acercaba por momentos a un cruce entre pop rock con efluvios electrónicos y algunos cortes y rasgueos de los Pixies. Sí, he dicho los Pixies. Y a partir de ahí, ya iremos viendo... Eso sí: el último de estos tres vídeos es la canción con la que debutó. 


 

 ... Y para que aprendan ustedes a pronunciar bien su apellido, aquí lo tienen:


Actualización de última hora:

Hoy ha salido el vídeo de "Wiggy", la última canción publicada hasta ahora por la señorita Hänlyn, donde yo al menos percibo esa sensación que les decía arriba, un vago aire a los Pixies (de su mejor época además. ¿Recuerdan "I bleed"?). A ver qué opinan ustedes: