domingo, 3 de julio de 2022



Ha llegado la canícula, como suele decirse, y los seres vivos debemos elegir: o nos escondemos en la cueva o salimos a campo abierto (o playa, claro) y elegimos el tueste. Yo soy más de la primera opción, pero para estas cosas tienen los cristianos el libre albedrío. Así que me despido de los escasos paseantes que pasan por aquí y les deseo un feliz verano, sea en la opción que sea. 

Los dejo en la compañía de una de esas escasas promesas que ofrece actualmente el mercado musical. Esta semana han publicado su segundo disco grande; sumándolo al anterior, tenemos una sorprendente variedad de canciones que demuestra un gran conocimiento de los estilos clásicos en estos últimos sesenta años. Así que posiblemente este sea un grupo para aficionados talluditos más que para jóvenes, pero nunca se sabe. En fin, que me caen muy bien... 

Suerte. Ya nos veremos a la vuelta.